

Ecos de un Amor Infinito.
En un paradero donde nuestras miradas se cruzaron, el mundo pareció detenerse, incluso hablamos de conceptas. Montañas se pusieron entre los dos, pero nada podía separarnos en ese momento de amores morados, tan intensos como los atardeceres que compartimos al son de una llamada. Como pingüinos enamorados, encontrábamos calor con la excusa perfecta para decir que nos buscaríamos en cada una de nuestras vidas.
Tu nombre, siempre acompañado de un «mi amor», resonaba en mi corazón como una melodía constante, y cómo no? Si tu misma dijiste que te dijera asi. Pero las despedidas llegaron, rompiendo el alma en mil pedazos, dejando tristeza de ausencias tan infinitas, que las palabras no pueden expresar.
Anuncios