

Un Blues Nocturno de Morat
Entre «Amor con hielo» y «Besos en guerra», cada noche se tejía una historia que parecía no tener fin. Nos encontrábamos bajo la lente de luna, ¡su luna!, entre promesas de «Cómo te atreves» a olvidarme y susurros de «Yo contigo, tú conmigo», creyendo que «La correcta» era nuestra melodía.
En ese «506», resonaba el eco de nuestras voces, que armonizaba melodías acompañadas de silencios, mientras pensábamos en esas «Primeras veces» que jamás volveríamos a tener. Entre «Por fa no te vayas», éramos solo dos almas perdidas y «Las cometas siempre vuelan en agosto» el mes que fallamos al intento de aferrarnos a una «Causa perdida» sin un destino claro.olo ellos conocían, marcado por sus sueños y anhelos compartidos.
Y aunque nuestras noches se apagaron en un «Enamórate de alguien más», me quedo con cada momento, cada «No se va», porque en ese blues nocturno de Morat, siempre hubo un rincón donde nuestro amor encontró un pretexto para estar juntos, aún entre la sombra del «No hay más que hablar».
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