Amores Custodiados por el Horizonte
Desde aquel mirador, la ciudad se extendía como un vasto tapiz, donde se entrelazaban los sueños aún no olvidados. Era un lugar donde miles de historias se tejían, construyéndose bajo el sol de los aciertos y las nubes de las despedidas. Allí, los ojos de los enamorados se encontraban en el horizonte, chocando contra el paisaje de la ciudad, mientras intentaban descifrar o reconocer algún lugar que ambos compartieran. Las palabras, tan llenas de promesas y anhelos, se enmudecían en el eco de la ciudad cuando sus labios se encontraban en un beso que sellaba su amor. Desde ese mirador, los pensamientos se perdían en la inmensidad del paisaje, quedando atrapados en la majestuosa ciudad, celosamente custodiada por un volcán que observaba todo en silencio. Era un lugar donde el tiempo parecía detenerse, donde los sentimientos se hacían tan excelsos como la vista que abarcaban, y donde la distancia entre dos corazones se acortaba, al menos por un instante, bajo la mirada cómplice de una carretera, una ciudad y un volcán.
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