

El Color de Tu Esencia
Todo fue de color morado. Un día morado, donde el cielo parecía teñido de un suave violeta al atardecer, mientras recorríamos una carretera morada, como si el horizonte se pintara de tu color favorito. El peluche morado que te obsequié; descansaba en al filo de tu cama, mientras tus zapatos morados parecían cruzar la habitación. De lejos, te veía ajustar los audífonos morados en tus oídos y pensaba en cómo ese color estaba en cada rincón de tu vida. Tus uñas moradas siempre me parecían una pequeña declaración silenciosa de tu estilo, de esa esencia que te hacía única.
Tenías un corazón morado, de esos que latían con fuerza y pasión, lleno de conversaciones moradas que compartíamos en los momentos más íntimos. Nuestros sueños morados siempre giraban en torno a futuros inciertos, pero llenos de esperanza. Y los paisajes morados que imaginábamos juntos eran escenarios de cuentos por escribir, donde cada detalle estaba impregnado de esa tonalidad que amabas. Escuchábamos canciones moradas, esas que parecían escritas para nosotros, para nuestros encuentros morados, esos que siempre sabían a algo más, como si el tiempo se detuviera.
Hicimos promesas moradas bajo un cielo cubierto de estrellas, que también parecían haberse teñido de tu color. Los besos morados que compartimos fueron la materialización de todo lo que sentíamos. Fueron los detalles morados, esos pequeños gestos, los que alimentaron nuestra historia. Y las escapadas moradas, tan nuestras, siempre fueron momentos robados al mundo, donde hacíamos el amor con la misma intensidad con la que compartíamos cada instante, envueltos en una pasión morada que nos hacía olvidar el tiempo, como si el universo entero se desvaneciera mientras éramos uno. En esos terminales de pasajeros, entre lágrimas moradas, abrazos y despedidas, se sintieron más que nunca las tardes moradas en las que solíamos soñar con algo más grande.
Pero también hubo silencios morados, de esos que pesan más que las palabras. Y al final, llegaron las despedidas moradas, porque todo lo que tocamos, todo lo que compartimos, estaba teñido de ese color. Morado, porque ese siempre fue tu color favorito, el color que envolvía cada pedazo de nuestra historia.
Anuncios