No Me Vuelvo a Enamorar.

No Me Vuelvo a Enamorar

«No me vuelvo a enamorar», se repite en su mente mientras mira el horizonte, cargando con las cicatrices que dejaron los amores pasados. Prometió no volver a abrir su corazón, no volver a dejar que alguien más le rompiera el alma. El dolor de las despedidas aún pesa, y cada palabra dicha en aquellos adioses resuena como un eco que no se apaga.

«Es mejor así», se dice. Porque entregarse al amor siempre le dejó más vacío que completo, más roto que entero. ¿De qué sirve volver a intentar, si al final las promesas se disuelven en el aire, como aquellas que una vez escuchó con la esperanza de que fueran ciertas?

No quiere volver a caminar por la misma senda, aquella que empieza con risas y acaba en lágrimas. Los recuerdos de lo que fue, de lo que pudo ser, se entrelazan con la certeza de que no vale la pena. «No me vuelvo a enamorar», porque el amor, para él, ya no es una puerta abierta, sino un abismo que no está dispuesto a cruzar de nuevo.

Así, prefiere quedarse en su refugio, donde las mariposas en el estomago no lo tocan, sin apegos emocionales, donde no hay despedidas, ni silencios incómodos, ni promesas vacías. Y si algún día la vida lo sorprende con una nueva ilusión, tal vez lo piense dos veces antes de arriesgar lo poco que queda de su corazón.

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